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A
quien madruga, Dios le ayuda.
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Al
pan, pan; y al vino, vino.
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Allá
donde fueres, haz lo que vieres.
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Ajo,
cebolla, y limón, y déjate de inyección.
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Años
de nones, muchos montones.
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Arrastrando,
arrastrando, el caracol se va encaramando.
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Abierto
el cajón, convidado está el ladrón.
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A
quien mucho tememos, muerto le queremos.
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A
las diez, en la cama estés; mejor antes que después.
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A
buen hambre, no hay pan duro.
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Ande
yo caliente y ríase la gente.
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A
pan de quince días, hambre de tres semanas.
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A
lo que no puedas, no te atrevas.
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Allá
va el niño, donde le tratan con cariño.
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Algo
es algo, dijo, al ver un hueso, un galgo.
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A
quien vive pobre por morir rico, llámale borrico.
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A
donde las dan, allí las toman.
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Acuérdate,
nuera, de que también serás suegra.
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A
lo que no puede ser, paciencia.
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Angelitos
al cielo, y a la panza los buñuelos.
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A
quien te engañó una vez, jamás le has de creer.
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Año
de nieves, año de bienes.
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Aprendiz
de mucho, maestro de nada.
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Al
que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
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Antes
de mil años, estaremos todos calvos.
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Abejas
sin comida, colmenas perdidas.
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Al
mal segador, la paja le estorba.
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Al
enemigo honrado, antes muerto que afrentado.
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Amistades
que son ciertas, mantienen las puertas abiertas.
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A
falta de pan, buenas son tortas.
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Acoge
lo provechoso, y no admitas lo dañoso.
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Agua
en cesto se acaba presto.
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Agua
corriente, no mata a la gente; agua sin correr, puede suceder.
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Amistad
de boquilla, no vale una cerilla.
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Amigo
de uno, y enemigo de ninguno.
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Al
asno, el palo, y a la mujer, el regalo.
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Ande
yo caliente, y ríase la gente.
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Árbol
que no frutea, bueno es para leña.
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Agua
corriente, sana a la gente.